Edmonton

El pasado 9 de mayo, cuando Renêe A. Carter regresaba a casa, la mujer que estaba sentada enfrente empezó a comportarse de manera extraña. Se le ocurrió sacar tu teléfono móvil y grabar lo que ocurría.

Al llegar a casa, Renêe lo subió a facebook, y el vídeo se convirtió en viral (como no podía ser de otra manera), incluso apareciendo en la televisión de Canadá.

 

Un poco más tarde la cosa fue a peor. Después de mirar el teléfono móvil, su cara parece cambiar, se gira hacia el pasajero de su derecha, que estaba tranquilamente sentado, y le ataca.

 

El comportamiento extraño en ambos vídeos, empezando en el primero en el que la chica se quita un colgante (¿un crucifijo?), los sonidos guturales, la manera de actuar después de mirar el móvil, no han mantenido indiferentes a los fantasiosos amantes de lo paranormal, que creen que trata de una posesión demoníaca, un ataque zombi, o incluso la activación de un agente MKUltra por medio de un WhatsApp.

Puestos a darle a la imaginación a mi se me ocurren más posibilidades:

  1. Una campaña de Matutano en contra de los Pringles.
  2. Una campaña de la propia Pringles. Ya sabes: “Cuando haces ¡POP! ya no hay stop”.
  3. Una campaña viral de una secuela de “El exorcista”, en la que Regan Macneil está ya crecidita , suele vestirse embutida en pantalones de plástico, y vuelve a sentir al maligno revolviéndose en sus entrañas (por el calor de los pantalones, quizá).
  4. Una campaña de divorciados desahuciados de sus casas por sus ex, que pretenden demostrar que en cualquier pelea entre hombre y mujer, el culpable siempre es el macho.
  5. Una campaña publicitaria de los vigilantes de seguridad del metro de Canadá, que quiere demostrar que son los más rápidos del mundo en actuar ante cualquier incidente, por muy raro que sea.
  6. Una campaña publicitaria de los fabricantes de los pantalones de licra. Incluso en esas circunstancias te puedes sentir segura de que no vas a enseñar el culo.

Seguro que a vosotros se os ocurren más. Pero lo si es cierto, es que la chica del vídeo, va a tener que ir con gorro y gafas oscuras a partir de ahora, si no quiere viajar sola en el vagón del metro.

Lo más probable a mi parecer es que tenga un trastorno psiquiátrico o que esté bajo la acción de algún tipo de droga.

Según el periódico “The Haffington Post”, el incidente se ha saldado con una multa de 500$ a cada uno de los implicados.

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