En el pasado, cuando los pueblos de Tana Toraja todavía se encontraban muy aislados y difíciles de visitar, se tenía la creencia de que ciertas personas poseían el poder de hacer que los muertos caminaran por el pueblo con el fin de asistir a su propio funeral. De esta manera, los familiares de los fallecidos se liberaban de la necesidad de tener que cargar su cadáver. Un área particular, Mamasa, al oeste de Toraja, fue particularmente conocida por esta práctica.
En el pasado, la gente de esta zona tenían miedo de viajar grandes distancias, en caso de que murieran mientras estaban lejos y no pudieranregresar a su aldea. Si alguien moría mientras estaba en un viaje, y si no tiene un poder mágico fuerte, sería necesario contar con los servicios de un experto, para guiar a la persona muerta de vuelta a la aldea. Y no lo hacían metafóricamente hablando, la persona muerta se haría regresar a pie desde donde había viajado hasta su aldea de origen, no importa lo lejos que se estuviera.
En la actualidad, la práctica de caminar con los muertos a su lugar de origen ha caído en el olvido. Los buenos caminos ahora conectan las aldeas de Tana Toraja, y la gente tiende a confiar en medios más convencionales de transporte para llevar los cuerpos de vuelta a casa. Sin embargo, la posibilidad de traer a los muertos a la vida no se ha olvidado del todo. A veces, incluso hoy, pareciera que el muerto seguir respirando hasta que todos sus parientes se reunen alrededor de él. En la actualidad la habilidad se practica en animales. En una ceremonia fúnebre, cuando un búfalo se ha sacrificado y su cabeza es separada de su cuerpo, se hace levantar y caminar durante diez minutos. Una demostración de este tipo demuestra a la audiencia que la capacidad de resucitar a los muertos a la vida no se ha olvidado totalmente por la comunidad.
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